lunes, 6 de diciembre de 2010

Por todos los agujeros disponibles

Fue todo muy rápido.
Entré y me sorprendió la cantidad de gente amontonada en el lugar.
"Sentate ahí y hacé silencio", me dijeron.

Terror y angustia se desdibujaban claramente en muchos rostros. Me di cuenta que no era la primera y posiblemente la última víctima. Algunos habían estado semanas sufriendo la misma agonía, la misma tortura.
Finalmente, se acercó y me miró a los ojos. Su mirada me regalaba un arrogante adiós. Esos ojos que uno podría encontrar en los de un soldado perteneciente a la línea de ejecución. Deduje tristemente que el final se acercaba y se encontraba en sus manos.

"Apellido y nombre; el número de DNI; y el número de comisión está en el pizarrón, al igual que la fecha en la que se entregarán las notas del final. Bueno, gente, tienen hasta las diez y media. Pueden empezar"

Oh, sí. Dolió.

:(

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