Fue todo muy rápido.
Entré y me sorprendió la cantidad de gente amontonada en el lugar.
"Sentate ahí y hacé silencio", me dijeron.
Terror y angustia se desdibujaban claramente en muchos rostros. Me di cuenta que no era la primera y posiblemente la última víctima. Algunos habían estado semanas sufriendo la misma agonía, la misma tortura.
Finalmente, se acercó y me miró a los ojos. Su mirada me regalaba un arrogante adiós. Esos ojos que uno podría encontrar en los de un soldado perteneciente a la línea de ejecución. Deduje tristemente que el final se acercaba y se encontraba en sus manos.
"Apellido y nombre; el número de DNI; y el número de comisión está en el pizarrón, al igual que la fecha en la que se entregarán las notas del final. Bueno, gente, tienen hasta las diez y media. Pueden empezar"
Oh, sí. Dolió.
:(
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sabias palabras
ResponderEliminarsad, sad times
JAJAJAJA!!!
ResponderEliminarPobre, pero te fue bien, o no?
Me parece que si, ni idea
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